La descarbonización es uno de los puntos críticos para garantizar la supervivencia como especie. Son muchas las teorías, hipótesis e incluso axiomas que se contemplan a la hora de buscar soluciones para un mundo que pide a gritos dejar de producir desechos como los gases de efecto invernadero.
En esta constante búsqueda de soluciones pragmáticas, el modelo capitalista produce desde sus entrañas un abanico de posibilidades innovadoras que ha hecho que nuestros hábitos tengan modificaciones serias; y así, nuestros comportamientos diarios son cada vez más diferentes. Nuestros padres se reunían con sus familias a escuchar eventos deportivos en la radio, nuestra generación adorna los tentempiés diarios con comentarios de lo sucedido en la telenovela de la noche anterior, nuestros hijos son prosumidores de contenido digital: Consumen y producen. No hay que hacer un análisis riguroso para entender que los nuevos hábitos no son depredadores de las costumbres, sino que por el contrario, los nuevos hábitos pueden convivir en simbiosis con el mundo que ha existido. De la misma forma en la que en nuestro carro podemos escuchar las noticias en la mañana de camino al trabajo y podemos escuchar música en plataformas de Streaming en la tarde.
Parte de las soluciones que el mercado ha traído para nosotros es la optimización de la manera en la que nos movemos. Desperdiciar energía es un concepto que poco a poco se vuelve menos abstracto, y de una manera incluso reduccionista podemos decir que los usuarios de vehículos particulares están aprendiendo que la eficiencia de un motor a combustión interna, que ronda el 25%, no es comparable con la del 95% de un vehículo eléctrico. Hoy estamos eligiendo no desperdiciar energía.
Comparar el uso de ambas tecnologías puede ser un ejercicio académico que seguramente saque algunas conclusiones, sin embargo, podemos determinar que toda esa energía que se desperdicia en forma de calor, de residuos y de gases de efecto invernadero, la estamos pagando principalmente en el precio de la gasolina -que va a seguir creciendo indiscutidamente- y en el mantenimiento de los vehículos a combustión.
A medida en que el mercado cambie sus hábitos de movilidad, se tiene que empezar a preparar las condiciones para que exista un ecosistema fiable, seguro y rentable para escalar estas tecnologías provechosas para la supervivencia de la especie. Y automáticamente nos lleva a pensar en qué tan preparado está el mercado para que los vehículos eléctricos prosperen.
Una de las variables que nos permite estimar el acondicionamiento del mercado para los BEV es cuántos carros eléctricos hay por cada estación de carga. En Colombia por ejemplo, contemplando las cifras de electromaps, hay una estación por cada 47 carros eléctricos y si contamos los híbridos enchufables, ese número asciende a un cargador por cada 68. Pero si queremos ser incluso más incisivos en el análisis, deberíamos poner los focos sobre lo que está haciendo el mundo en el ritmo de construcción de las electrolineras. Al finalizar el año 2023, China espera instalar alrededor de 975,000 cargadores públicos según BloombergNEF, más del doble de estaciones que se van a instalar en el mundo, incluyendo a Estados Unidos. Nada de esto es casualidad. The China Charging Infrastructure Promotion Alliance es la agencia China para la creación de condiciones de mercado para la proliferación del uso del carro eléctrico. Esta ha tenido un impacto muy positivo en el posicionamiento de marcas como BYD y en la creación de toda una industria que potencia un mercado nuevo que genera hábitos de consumo mucho más responsables.
La gran preocupación de las electrolineras es el uso de las mismas: No hay estaciones porque no hay vehículos y no hay vehículos porque no hay estaciones. La eterna discusión entre el huevo y la gallina. Pero para romper con ese paradigma, The China Charging Infrastructure Promotion Alliance ha demostrado que cada cargador entrega un promedio de 50 Kw/h al día, y empresas como Starcharge, están entregando en promedio más energía que hace un año. El Gobierno chino ve esto como una inversión de alto impacto y retorno, la movilidad eléctrica hace parte de la categoría de Hi Tech donde coexiste con biotecnología, inteligencia artificial, industria aeroespacial, entre otras. Re afirmando que mucho más allá de la discusión, el contexto global apunta a metas claras, a corto plazo que produce resultados de alto impacto.
La poca información que existe en el mercado respecto a la rentabilidad de las estaciones indica que una estación entra a ser rentable si se usa al menos entre el 10% y el 20% del tiempo, de tal manera que la creación de condiciones de mercado están delimitadas para compensar la falta de utilización de las estaciones hasta llegar al punto de equilibrio. Esta puede ser una buena senda para la estructuración de políticas públicas que permitan que la decisión de comprar carro eléctrico sea mucho más fácil.
Colombia tiene el deber de alinear su visión a 2030 con la implementación de políticas públicas concretas. Debemos superar como país el terraplanismo en la creación del mercado para vehículos eléctricos, sobrepasar discusiones banales y comenzar por hacer cumplir la ley 1964 del 2019 y la resolución n°40223 del 2021. Necesitamos exigir que la norma salga del papel y sea vinculante para dejar unas reglas claras de juego, potenciar la inversión e innovación en el sector.
Lo nuevo no es depredador de las costumbres, su convivencia debe ser armónica y con miras a la sostenibilidad. Por eso, estamos en el momento justo de crear acciones para dejar de desperdiciar dinero y energía, respirar mejor calidad de aire y, sobre todo, acciones que nos permitan construir el hábito de sobrevivir.
Sep 5, 2023 10:14:54 AM | Opinión El hábito de sobrevivir
Son muchas las teorías, hipótesis que se contemplan a la hora de buscar soluciones para dejar de producir desechos como los gases de efecto invernadero.